Rafaella Carra (hay que venir al sur 1978)





Resumen del video Rafaella Carra (hay que venir al sur 1978)


Nacida en el seno de una familia de clase media, Raffaella comenzó su incursión en el mundo del arte casi por accidente en un viaje con su madre a Roma. Fue entonces cuando, a través de un amigo de la familia, un director la eligió por su simpatía para un pequeño papel en la película Tormento del passato a los 9 años. Posteriormente y de regreso a Bolonia, Raffaella se inscribe a los 15 años en el Instituto de Cinematografía y prosigue con su educación y formación como bailarina.






De esta forma, los ejecutivos de la RAI no dudan en proponerla como la anfitriona del programa estrella de la televisión italiana junto a Corrado. Canzonissima 1970 será el programa que termina por afianzarla como una estrella en Italia y es entonces cuando Raffaella comienza a explotar también su faceta de cantante. Invitada por los directores del canal, pero «casi jugando» como diría ella años más tarde, graba la sintonía del programa. Y el éxito y el escándalo no se hacen esperar. Ma che musica Maestro es un éxito pegadizo que rápidamente llega al número uno del Hit Parade italiano vendiendo miles de copias del sencillo, pero es el vestuario de Raffaella lo que causó más conmoción en el público italiano. Había algo que jamás se había mostrado en la televisión pública de la península itálica: el ombligo. Y la joven intérprete, con un atuendo que hoy parece más inocente que trasgresor, logró hasta la censura del mismísimo Papa cuando al poco tiempo y generando más polémica aún, lanza el famosísimo Tuca Tuca.




Una vez afianzada su carrera con el éxito de Canzoníssima (al que sigue la edición de 1971) la ahora famosa cantante sale de gira por toda Italia con los éxitos que ya comenzaban a sonar en las discos. Pero tras casi un año recorriendo el país, Raffaella vuelve a la televisión más atareada que nunca. Canzoníssima 74 ya no contará con la conducción de Corrado, sino que será sólo la responsabilidad de Raffaella. Y es un éxito. Tanto así que ese mismo año presenta junto la cantante Mina el espectacular Milleluci.
Ahora, si bien el éxito había golpeado las puertas de Raffaella Carrá y ella se había asegurado de demostrar que no era sólo algo pasajero, la ambiciosa cantante, bailarina y conductora quería demostrar que quería y podía lograr más. Con varios éxitos en su país natal, Carrá empieza a soñar con otros horizontes.
España quedaba tan sólo a un paso, y su primera aparición en el programa ¡Señoras y señores! en 1975 demostró ser el comienzo de un romance duradero. Encantados por la misma frescura que había llevado a su país natal, los españoles no tardaron en enamorarse de «la bomba italiana», y el primer álbum de Raffaella (con una recopilación de lo mejor que había editado en Italia) invadió los oídos de los españoles en pocas semanas. El disco incluía además algunas versiones cantadas en castellano.



Fue entonces, cuando -sin precedentes- los ejecutivos de TVE le ofrecieron hacer un especial. La Hora de Raffaella Carrá fue un experimento exitoso y una vez más la cantante italiana cimentaba su éxito en el país vecino.
Pero Raffaella quería conquistar América. Y aunque su llegada se hizo esperar hasta 1979, ya en 1976 el éxito con sus discos y sus programas enlatados era un hecho. Pero lejos de los actuales medios de alcance global (los satélites e Internet), hacia finales de los años 70 alcanzar el éxito internacional casi obligaba la presencia física. Y así fue cuando en 1979 Raffaella llegó por primera vez a América. Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Bolivia, Venezuela, México, Ecuador, y casi cada rincón de habla hispana en el continente sucumbieron al encanto de la estrella italiana. En ese tiempo asistió al programa Sábados gigantes, los estadios y teatros se colmaban de gente, y la histeria de los fans era tal que Carrá debía ir con varios guardaespaldas a cualquier lugar que fuera. Y así, entre especiales para la televisión, conciertos, presentaciones siguió recorriendo cada país, inclusive filmando una película en 1979.



El ritmo alegre y desinhibido de sus temas marcó una época para la música disco de principios de los ochenta en el mundo de habla hispana e italiana. Entre sus temas más famosos destacan Fiesta, En el amor todo es empezar, ¡Qué dolor!, Rumore y Caliente, caliente. También tuvo un gran éxito con el tema Tuca Tuca, escrito por su compañero sentimental y colaborador de muchos años, Gianni Boncompagni. Estableció también una larga relación con Sergio Japino.
En esta década, su canción Para hacer bien el amor hay que venir al sur estuvo censurada en varios países por el contenido de su letra, aunque en este siglo el contenido es algo común.




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