Resumen del video Rafaella Carra (hay que venir al sur 1978)
De esta forma, los ejecutivos de la RAI no dudan en proponerla como la anfitriona del programa estrella de la televisión italiana junto a Corrado. Canzonissima 1970 será el programa que termina por afianzarla como una estrella en Italia y es entonces cuando Raffaella comienza a explotar también su faceta de cantante. Invitada por los directores del canal, pero «casi jugando» como diría ella años más tarde, graba la sintonía del programa. Y el éxito y el escándalo no se hacen esperar. Ma che musica Maestro es un éxito pegadizo que rápidamente llega al número uno del Hit Parade italiano vendiendo miles de copias del sencillo, pero es el vestuario de Raffaella lo que causó más conmoción en el público italiano. Había algo que jamás se había mostrado en la televisión pública de la península itálica: el ombligo. Y la joven intérprete, con un atuendo que hoy parece más inocente que trasgresor, logró hasta la censura del mismísimo Papa cuando al poco tiempo y generando más polémica aún, lanza el famosísimo Tuca Tuca.
Ahora, si bien el éxito había golpeado las puertas de Raffaella Carrá y ella se había asegurado de demostrar que no era sólo algo pasajero, la ambiciosa cantante, bailarina y conductora quería demostrar que quería y podía lograr más. Con varios éxitos en su país natal, Carrá empieza a soñar con otros horizontes.
España quedaba tan sólo a un paso, y su primera aparición en el programa ¡Señoras y señores! en 1975 demostró ser el comienzo de un romance duradero. Encantados por la misma frescura que había llevado a su país natal, los españoles no tardaron en enamorarse de «la bomba italiana», y el primer álbum de Raffaella (con una recopilación de lo mejor que había editado en Italia) invadió los oídos de los españoles en pocas semanas. El disco incluía además algunas versiones cantadas en castellano.
Pero Raffaella quería conquistar América. Y aunque su llegada se hizo esperar hasta 1979, ya en 1976 el éxito con sus discos y sus programas enlatados era un hecho. Pero lejos de los actuales medios de alcance global (los satélites e Internet), hacia finales de los años 70 alcanzar el éxito internacional casi obligaba la presencia física. Y así fue cuando en 1979 Raffaella llegó por primera vez a América. Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Bolivia, Venezuela, México, Ecuador, y casi cada rincón de habla hispana en el continente sucumbieron al encanto de la estrella italiana. En ese tiempo asistió al programa Sábados gigantes, los estadios y teatros se colmaban de gente, y la histeria de los fans era tal que Carrá debía ir con varios guardaespaldas a cualquier lugar que fuera. Y así, entre especiales para la televisión, conciertos, presentaciones siguió recorriendo cada país, inclusive filmando una película en 1979.
En esta década, su canción Para hacer bien el amor hay que venir al sur estuvo censurada en varios países por el contenido de su letra, aunque en este siglo el contenido es algo común.
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